Los Arquitectos de Información aprenden a generalizar los valores constantes en la formulación de reglas de negocio |
Valores constantes son números, fechas, cantidades, roles, que resultan puntualmente específicos y que, en el trabajo que nos ocupamos, suenan como valores que permanecen inalterables en el tiempo.
Precisamente lo que ocurres es que, como lo sabe la gente de mucha experiencia, estos valores constantes en muchos casos dejan de serlo. Debido a ello es conveniente que encontremos maneras en que estos valores constantes puedan ser formulados en forma de abstracción simple, por ejemplo, hablando del número máximo, número mínimo, monto crítico, monto máximo de otorgamiento, monto mínimo de transacción, fecha de caducidad de la oferta, período de vigencia, etc. Este tipo de formulación normalmente aumenta la vida del enunciado que le damos a la regla de negocio. Y sólo requiere algunas definiciones adicionales.
Por ejemplo, si decimos "el precio de un grupo de ítems es de un 20 % por encima del costo", la regla queda atada al valor 20%. Si decimos "el precio está definido como el costo multiplicado por el porcentaje de venta establecida en la temporada", estamos en presencia de una regla que puede mantener su vigencia durante varias temporadas, con varios valores de porcentajes definidos para ellas. Por supuesto, nada es gratis en la vida, el cambio requiere que nos demos el trabajo adicional de definir los porcentajes en cuestión para cada temporada. Pero esto es sólo un valor en un sitio establecido, no una formulación de una regla de negocio.
Si nos referimos a “los recaudos para el crédito menor de cinco millones”, estamos en presencia de una formulación de una regla donde la categoría clasificatoria (el crédito menor de cinco millones) queda atada, innecesariamente, a un valor constante. En cambio, si alternativamente formulamos: “los recaudos para el crédito simple son estos”, estamos usando un tipo de enunciado (el crédito simple) que seguramente será más duradero, con la obligación, eso sí, de apuntar en algún lado de algún documento, que el crédito simple es un crédito inferior a los cinco millones.
Con la práctica los Arquitectos de información aprenden de esta forma a redactar reglas de negocio simples, entendibles y con el nivel de abstracción adecuado para que sean más duraderas. Lo interesante es que estas reglas de negocio forman así un lenguaje común que permite al jefe y a los colaboradores, a los diseñadores de modelos y a los constructores, conversar y entenderse en las distintas fases del desarrollo de una solución de gestión de información.
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