viernes, 25 de junio de 2010

De la automatización a la hiperautomatización de Bibliotecas. Un nuevo paradigma

En un “post” anterior planteábamos que el Paradigma de automatización de Bibliotecas fue evolutivo en el siglo XX, pero que, con el cambio de siglo, se transformó en un modelo de hiperautomatización inspirado en la madurez alcanzada por ciertas tecnologías que comenzaron a hacerse presente en las bibliotecas y que, articulándose creativamente, permitieron patrones de automatización novedosos. Las nuevas tecnologías inalámbricas, las nuevas tecnologías de la automatización, los nuevos dispositivos, los nuevos protocolos de comunicación y las nuevas arquitecturas de aplicaciones habilitaron el cambio.
En efecto, en el nuevo milenio el poder de cómputo se hace móvil, el poder y la flexibilidad de la Internet llega a los teléfonos y estos se convierten en el primer instrumento de conexión masiva del público, las tecnologías inalámbricas dan un salto cuando el Wi-Fi se convierte en un estándar. La computación se vuelve ubicua y esto trae consecuencias: el software cede su lugar a los servicios donde el software y todas las conversaciones ligadas a él (qué software comprar, sobre qué plataformas de software trabajar, qué manejador de base de datos usar, software libre o propietario, etc.) pierden progresivamente su valor en muchas aplicaciones. Las instituciones contratan servicios prestados a través de un tipo de computación llamada “computación de nube”, de la que seguramente oiremos hablar cada vez mas.
Comienza a dibujarse una nueva realidad en el horizonte: la biblioteca no necesita computadores propios ni software a su cargo, sólo servicios automatizados adecuados a sus usuarios internos y externos. En la medida en que asiente el siglo, este dibujo borroso comenzará a hacerse una realidad nítida.
Actualmente, en la biblioteca hiperautomatizada, los códigos de barra ceden el paso ante la identificación con RFID (de la que también hablaremos en futuros “post”), la comunicación entre personas se amplía y vuelve sofisticada, se desarrollan las llamadas Comunidades 2.0 y estas nuevas olas llegan a bibliotecas que redefinen sus servicios en la era de la hiperautomatización bibliotecaria.
El antiguo problema de la automatización del fichero es prehistoria, el asunto importante, en estos momentos, es cómo prestar un servicio eficiente a los usuarios, en donde quiera que estén y cualquiera que sea el vehículo de conexión con la biblioteca que estén usando, cada vez más seguramente un artefacto móvil, como su teléfono celular.
Hoy día un nuevo modelo emerge, la llamada computación de nube. Las bibliotecas van dejando de comprar software y alternativamente, comienzan a contratar servicios. Estos servicios son ubicuos, están en todas partes, son dinámicos, crecen cuando se les necesita y así, eficientes y oportunos, y cargados de innovación, vienen, en efecto, de las nubes.

viernes, 18 de junio de 2010

De la automatización a la hiperautomatización de Bibliotecas. La evolución del catálogo público

La automatización de las bibliotecas fue marcada inicialmente por las tecnologías de los grandes computadores, llamados mainframe, y por las de minicomputadores, hoy extintos, que coincidían con aquellos en un modo de trabajo denominado de tiempo compartido (“time sharing, en la literatura escrita en Inglés) en la que el procesador central dedicaba pequeñas fracciones de su tiempo a atender los distintos terminales conectados. Con estas generaciones de computadores pioneros se dio en las bibliotecas un gran paso al automatizar el catálogo público. En ese entonces se usaban terminales de caracteres, sin capacidades gráficas, pero eso era suficiente para que los ficheros de papel empezaran a perder sentido ya que las personas que visitaban la biblioteca podían, en forma alternativa a su práctica anterior, consultar el catálogo en los terminales colocados para la consulta de sus usuarios. Se obtuvo como resultado una búsqueda y, sobre todo, una exploración que, en estos terminales, era más eficiente.

Luego vinieron los microcomputadores, la revolución de la Internet, la WWW y con ellas se extendieron en las bibliotecas las interfases gráficas que daban acceso a catálogos públicos y servicios mucho más versátiles y sencillos. Las llamadas tecnologías cliente / servidor se siguieron desarrollando ampliamente para los servicios de catalogación en el interior de la biblioteca, mientras que el catálogo público se extendió de un modo natural a través de la Web. Las bases de datos bibliotecarias convergieron en productos estandarizados sobre las cuales se desarrollaron una diversidad de sistemas. Los catálogos de la biblioteca llegaron a todas partes y con ellos los ficheros terminaron de perder el sentido, ya que los usuarios podían consultar a través de la Web en forma mucho más rápida, tanto dentro como fuera de la biblioteca. El catálogo Web de la biblioteca se convirtió así en un servicio ubicuo.

Después de los microcomputadores que abarataron los costos y la Web que hizo el catálogo de la biblioteca ampliamente disponible, las fichas sólo permanecieron, contra la historia, allí donde la cultura del papel privaba, inconscientemente, sobre una funcionalidad mejorada que era evidente para las nuevas generaciones.
La necesidad de cooperar y compartir intrínseca en los sistemas bibliotecarios se resolvió con el protocolo Z39.50 que se definió algunos años antes de la Web y que permitió, desde entonces, que sistemas bibliotecarios disímiles compartieran metadatos en tiempo real. Más tarde se complementó con el protocolo OAI-PMH que resolvió la tarea de la cosecha de metadatos fuera de línea con la intención de prestar nuevos servicios de valor agregado. De un modo diferente y de esta manera complementario, estos protocolos habilitaron el intercambio o el aprovisionamiento de registros bibliotecarios, el primero con un esquema más complejo y bibliotecológico, el segundo con un esquema más simple y universal. Ambos compatibles en un mismo servicio.

En el nuevo milenio sin embargo, la historia de la introducción de tecnologías en las bibliotecas comienza a transformarse con nuevas prácticas sociales. Las innovaciones provienen de varias fuentes. Una son los nuevos esquemas de participación con los cambios de orientación que la Web 2.0, sin cambiar las tecnologías subyacentes, plantea y realiza encima y al lado de las anteriores prácticas de la Web 1.0. Un fenómeno del que hemos estado hablando en varios “post” precedentes y del que emerge hoy día el paradigma de la Biblioteca 2.0. Otras fuentes de transformación si tiene un origen tecnológico, como la madurez de las redes inalámbricas y la automatización basada en RFID, que cambia el paradigma de la automatización basado en códigos de barras por uno mucho más sofisticado: la hiperautomatización de bibliotecas. Este tema lo trabajamos a profundidad en el libro “La Biblioteca Hiperautomatizada” al cual remitimos a nuestros lectores. Sobre este nuevo paradigma de Hiperautomatización de Bibliotecas, sus bases, su historia y sus líderes, nos proponemos hablar en una serie de nuevos “post”.



Fotografía: El viejo fichero de Sterling Memorial Library en la Universidad de Yale
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Yale_card_catalog.jpg

viernes, 11 de junio de 2010

Finalmente el cielo no se abre. Un comentario sobre innovación


Dado que muchos de los temas que tratamos en este blog de Hiperbibliotecas (Hiperautomatización, Web 2.0, Bibliotecas 2.0, etc) son temas de innovación, consideramos pertinente un pequeño comentario acerca de la naturaleza de la innovación y su relación factores como la inspiración, la creatividad, la inteligencia, los procesos y la orientación al logro.
Es cierto que vivimos en un mundo donde cada vez más la innovación es importante. Es cierto que cuando se entra en crisis, se entra en una posibilidad de cambio cualitativo a través de la innovación. Es cierto que la innovación está conectada con la inspiración. Todo esto es cierto. El problema es que muchas personas actúan como si para desarrollar innovación lo que se requiere, esencialmente, es de momentos sublimes y maravillosos de inspiración. Esto es un error. Si la innovación está conectada con la inspiración es en el sentido de que los innovadores, las personas que hacen que las innovaciones ocurran, viven inspirados, con una alta motivación y una alta orientación al logro. Esa diferencia entre inspirarse puntualmente y vivir inspirado es clave. Es decir, la innovación no ocurre en instantes de iluminación sino en procesos sostenidos donde equipos de personas la buscan y no descansan hasta lograrla.
En efecto, el cielo no se abre y no bajan los ángeles a encender la creatividad de las mentes inteligentes de quienes provocan la innovación. De hecho, si esto sucediera alguna vez, sería insuficiente. Porque la innovación no sucede en el instante creativo de una única persona. Ocurre en la acción continuada, permanentemente reflexiva, fuertemente organizada, apasionadamente sostenida y analíticamente premeditada de equipos de personas que se la proponen y no descansan hasta obtenerla. Sólo así se sienten así realizados, porque sin esperar a que un arcángel aparezca, generan cambios en las prácticas sociales a través de servicios que después de que obtienen resultados y son aceptados, muchos comentan que sí, que era obvio, pero que ellos saben que se trata de ver el cambio posible, cualitativo y hermoso, y organizarse y mantenerse en una terrenal búsqueda activa para lograrlo.
Esto, además, se hace en un equipo donde para pertenecer se requiere de inteligencia, pero no del brillo de la genialidad, porque como a fin de cuentas la innovación no ocurre en un instante, sino como consecuencia de un proceso, un equipo de inteligentes con perspectivas variadas, capacidad de trabajo constante y articulación permanente de procesos, vale y aporta más que cualquier mente genial, que busque logros individuales en instantes de inspiración.
Las hiperbibliotecas de las que nos ocupamos en este blog van desarrollándose porque equipos de trabajos en diversas partes del mundo han ido creando y dándo forma a la visión que ellas expresan, en una labor perseverante y continua.
Mucho más sobre innovación puede leerse en el libro “Una ventana a la innovación” que resume parte de la experiencia que el Prof. José Gregorio Silva (Director del Parque Tecnológico de Mérida y Prof. Titular de la Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela) comparte en sus talleres y que puede obtenerse desde Amazon. Pero no hace falta comprarlo. Amazon ofrece la posibilidad de hojear muchas de sus páginas y la Fundación Ideas, en Venezuela, tiene todo el contenido integro, publicado en forma electrónica, en la Cátedra Virtual de Emprendimiento, accesible sin costos desde su sitio Web (http://www.ideas.org.ve). Sólo hace falta registrarse para leer el contenido en forma electrónica.
De modo que no hay, ciertamente, que lamentarse de que el cielo no se abra, es realmente fácil documentarse y crecer, para preparar y convocar el instante de inspiración en que uno decida que si, que lo mejor es vivir permanentemente inspirado mientras, pies en la tierra, se fortalece con actividades diarias una cotidiana orientación al logro…

viernes, 4 de junio de 2010

Los principios de la Web 2.0


Cuando se habla de principio se puede hablar con varios significados (ver diccionario RAE). Uno de estos significados tiene que ver con el eje de tiempo, el principio es lo que primero acontece. En oportunidades anteriores nos hemos referido a los principios de la Web 2.0 en este sentido, mencionando lo que aconteció en los primeros años de la década del 2000-y que transformó la historia de la Web (con implicaciones para la humanidad) (ver Las primeras estrellas de la Web 2.0) y lo que aconteció en segunda parte de la década de los 2000 y que terminó de ratificar el acierto de las iniciativas anteriores y darle forma conceptual a la Web 2.0 (ver Más estrellas de la Web 2.0).

En esta oportunidad queremos referirnos a los principios de la Web 2.0 en un sentido más conceptual, prescindiendo del eje de tiempo. En efecto, un principio es también la base o razón fundamental sobre la que se procede a inventar, reflexionar, pensar o hablar acerca de algo. Pues bien, si es claro que hubo iniciativas que en la década de los 2000 iniciaron las bases de lo que hoy conversamos como Web 2.0, ¿cuáles son los fundamentos de este movimiento, si, cómo ya hemos dicho, no fue un cambio tecnológico?

La respuesta se planteó ya en la primera conferencia de la Web 2.0 que se hizo en San Francisco en el 2004 donde, en efecto, en mitad de los acontecimientos, todavía sin que YouTube o Twitter existieran, se expresó claramente que la Web 2.0 se trataba sin duda de un avance, pero no de un avance tecnológico, sino de un cambio en la concepción y la orientación de los servicios que se prestaban. Es decir, más que una actualización de la Web a nuevas especificaciones técnicas se trataba de un conjunto de cambios en la manera en que se desarrolla la ingeniería y el uso de la Web. La esencia del nuevo diseño se basaba en una arquitectura creada para promover la participación de los usuarios en la creación del valor y de los contenidos.

Los principios de las aplicaciones Web 2.0 son, en esencia, los siguientes:

  • La web es la plataforma.
  • La información y la comunicación es lo que mueve al Internet.
  • Los efectos más importantes de la red se crean por la participación de los usuarios. Los contenidos y el valor surgen de esta participación.
  • Los servicios están en un punto beta perpetuo. Nada está completamente terminado.
Con estos principios se crean aplicaciones que tienden a orientarse y desarrollarse en forma diferente. Gran parte de las aplicaciones que hoy son las más apreciadas en Internet están basados en ellos.

Si un servicio Web 1.0 se plantea el cómo llenar de contenidos interesantes un sitio Web, en un servicio Web 2.0 se diseña el cómo motivar la participación de la gente para que ésta coloque contenidos que puedan interesar a otras personas y motivarlas a subir, a su vez, nuevos contenidos, generando un espiral que, a partir de un punto, ya no se detiene.

Estas ideas, que pueden decirse en forma tan sencilla y resumida, estaban llamadas a cambiar la historia. Con ella la Web de los años noventa pasa de ser una red de unas pocas centenas de miles de sitios, en la que era fácil publicar y leer contenidos y en la que participaban decenas de millones de usuarios a una red cien veces mayor, donde hay millones de sitios y en la que miles de millones de usuarios participan, crean contenidos y desarrollan o habilitan la inteligencia colectiva. Una historia totalmente diferente, que cambiará el curso de la evolución de la humanidad en general y que, como hemos mencionado, tendrá implicaciones para muchas instituciones, las bibliotecas en particular. Un tema muy interesante sobre el que, sin duda, hay que volver.