viernes, 22 de mayo de 2015

Teléfonos inteligentes y la humanidad que vendrá

A partir del 2014 se gasta más tiempo en aplicaciones móviles que en la Web.
Esto es un cambio cualitativo que refleja una tendencia importante
en la práctica social de la humanidad.
(Gráfica tomada de http://a16z.com/2014/10/28/mobile-is-eating-the-world)
Hay varias cosas que están sucediendo hoy que nos harán seres diferentes mañana. Una de ellas son los teléfonos inteligentes. Son muchas las personas que hoy los tienen y es un lugar común pensarlos como y usarlos como una novedad de la época. Las neveras actuales son mejores y los teléfonos también. Pero el asunto de los teléfonos inteligentes tiene un trasfondo mayor y es interesante que no pase desapercibido. Estos artilugios son mucho más que un instrumento moderno y práctico, porque no sólo nos seguirán cambiando la práctica social cotidiana, sino que la definirán y ayudarán a convertirnos en seres humanos diferentes. Suena exagerado pero no lo es y el percibir el cambio mientras está ocurriendo es un tema de consciencia.

La primera cosa que debemos darnos cuenta es lo fuerte de la tendencia. Hoy día hay mucha diferencia entre un teléfono celular inteligente y uno que no lo es y aún hay muchas personas que no tienen teléfonos inteligentes: la época que vivimos es de transición. Pero más temprano que tarde las cosas van a ser diferentes y los teléfonos celulares no se van a distinguir por ser o no inteligentes. Será difícil encontrar uno activo que no lo sea. La inteligencia en ellos será un  lugar común, no una excepción. En la práctica social de todo el planeta se va a dar por hecho este cambio. ¿Qué implicaciones hay con ello?

El teléfono se convertirá en el mecanismo de identificación personal y el vehículo de información y relacionamiento social natural para casi cualquier actividad que vamos a realizar. Hoy lo vemos como un instrumento para conversar en forma oral o escrita. En seguida descubrimos que las conversaciones son cada vez más visuales y paralelas. Este es un gran cambio que muchos no han apreciado: gran parte de lo que circula por la Internet hoy día son fotografías y videos. Esto no significa otra cosa que una manera más visual de interactuar y de comunicar mensajes. Antes las conversaciones eran esencialmente actividades orales, textuales y síncronas (con ambas partes coincidiendo en la comunicación). El teléfono celolar sólo aportó movilidad inicialmente. Pero ahora el intercambio es diferente, en gran medida visual y asíncrono. Esta tendencia no se detendrá sino que se complementara con otros tipos de interacciones.

Lo interesante está aún por generalizarse: veremos normal el uso del teléfono para lo superficial o para lo profundo, para jugar o para trabajar, para comprar comida elaborada o los ingredientes para prepararlas, para enterarse de las noticias y para producirlas, para reparar algo o conseguir a quien lo repare, para hacer turismo o para desenvolverse en la ciudad donde vivimos, para pagar el bus o el taxi, para sentirnos seguros, para contactar a los amigos y familiares o para interactuar con quienes no conocemos, sera cotidianamente un sustituto del efectivo y la tarjeta de crédito, de los documentos de identificación y los comprobantes transaccionales, se usará para pagar o para endeudarse, para comprar o para vender, para satisfacer nuestras curiosidades del momento o seguir formándonos en los que nos ha  interesa permanentemente, para usar el televisor común, el computador individual o el horno de la cocina, encender las luces y regular la temperatura.

Los nuevos seres humanos de la generación del teléfono móvil inteligente no se imaginarán que hubo una vez un tiempo, no muy lejano, donde la práctica social era radicalmente diferente como ahora muchos no recuerda que no siempre hubo Google y Youtube.

Ver el teléfono inteligente simplemente como un elemento más de la vida moderna, como un nuevo carro eléctrico o un nuevo diseño de ropa y no como un cambio radical en el modo de ser de la humanidad es, simplemente, un acto de inconsciencia, un comportamiento como el que ilustramos recientemente con la metáfora del vecino de Gutenberg.

viernes, 15 de mayo de 2015

El vecino de Gutenberg (2/2)


Entre el 2006 y el 2009 las redes sociales desplazaron al correo electrónico
en tiempo invertido primero, y en cantidad de usuaruos después
( Imagen  desde http://www.slideshare.net/guest1222bdb/mary-meeker-april-2010-internet-trends )
La semana pasada conversamos acerca de cómo muchas veces nos puede pasar que tomemos lo que tenemos cerca y lo que nos acontece hoy como algo natural, dentro de nuestros espacios de obviedad. Simplemente lo tenemos cerca en nuestro presente y tomamos como hecho cotidiano. Incluso si lo reconocemos como una variación, puede que lo veamos lo que acontece como un cambio más, entre tantos. Acaso una moda. Pero no siempre es así y la metáfora del vecino de Gutenberg que comentamos en nuestro anterior post nos abre los ojos para mostrarnos cómo puede ocurrirnos como al vecino del orfebre alemán: estar al lado de un hito gigante en la historia de la humanidad y no valorarlo como tal. Haciendo un cierre del cuento presentaremos algunos de los elementos que vivimos quienes estuvimos presentes en la década de los noventa y la primera de los dos mil y que quizá no nos dimos cuenta de lo que significaban como cambios en nuestra historia de especie.

En efecto, entre 1996 y el 2006 ocurrieron hechos significativos, desde la Web 1.0 surgió la Web 2.0 sin que mediara un invento, una creación técnica. Simplemente la humanidad empezó a usar de modo diferente la Web creada unos pocos años antes. Ese hecho cambiaría toda la práctica social humana y nos convertiría en una especie biológica hiperconectada planetariamente. Al principio pasó inadvertidamente, pero en el 2004 la I Conferencia Mundial de la Web 2.0 nos alertó oficializando un nombre explícito para el fenómeno y estableciendo sus principios de operación (ver La Humanidad: desde los árboles a la Web 2.0 (7). El sexto salto).

Pero en entre el 2007 y el 2009 hubo otros dos acontecimientos muy trascendentes, que se convirtieron en puntos de inflexión en la historia humana.

Desde el 2007 gastamos más tiempo en redes sociales que en el correo electrónico. Hasta julio de ese año, el correo electrónico había sido la aplicación por excelencia de las comunicaciones humanas que nos había permitido mantener conversaciones y difundir información en forma directa y asíncrona con gran versatilidad y numerosos tipos de contenidos. Por ello gastábamos más tiempo en el correo electrónico que en ninguna otra aplicación de la Internet. Sin embargo, en agosto de ese año la práctica era otra, comenzamos, en promedio, a gastar más tiempo en redes sociales que en ninguna otra aplicación.

En el 2009 hicimos otro salto gigantesco que ciertamente fue el triunfo definitivo de la tendencia que iniciamos en 1996. Hasta agosto de 2009 había más usuarios de correo electrónico que de redes sociales. A partir de septiembre era diferente y las redes sociales ya regían el uso de la Internet con más usuarios que ningún otro tipo de aplicación.

Somos varios miles de millones de habitantes humanos del planeta los que estuvimos vivos y aparentemente conscientes en esos trece años comprendidos entre 1996 y el 2009, muchos los que usamos correo electrónico (500 millones en el 2006, 800 en el 2009), muchos los que fuimos incorporando redes sociales a nuestras vidas (un poco menos de 400 millones en el 2006, más de 800 en el 2009), sin embargo, para la mayor parte de nosotros, incluyendo las personas que hicieron gran uso de estas herramientas en su vida cotidiana, muchos profesionales, muchos técnicos, no hubo la consciencia de que en la historia humana estaba ocurriendo un cambio cualitativo, que ellos eran simplemente una expresión de ese cambio, que el cambio era trascendente, que no era una moda, que los humanos estábamos convirtiéndonos en otra especie. Sencillamente, el comportamiento era, como el del vecino de Gutenberg.

viernes, 8 de mayo de 2015

El vecino de Gutenberg (1/2)

Antes de la imprenta de tipos moviles reproducir un ejemplar tomaba diez años...
Pero el aporte de Gutenberg a la humanidad fue muchio más que reducir este tiempo,,,
La metáfora del vecino de Gutenberg es un recurso que nos sirve para adquirir consciencia acerca de algunos aspectos de los cambios trascendentales que estamos viviendo en términos de la humanidad sin que estemos plenamente conscientes de ello. Nos ayuda a pararnos mejor sobre la época que nos tocó, llena de elementos interesantes, trascendentales, puntos de inflexión desde el punto de vista histórico, asuntos sobre los cuales hablarán las próximas generaciones y que quizá no nos percatamos completamente porque los tomamos simplemente como elementos que son parte de nuestra cotidianidad moderna o como cambios puntuales cuya trascendencia no nos detenemos a explorar. En este post y el siguiente usaremos la metáfora citada en el título para ayudarnos a apreciar detalles que quizá nos estaban pasando desapercibidos.

Johannes Gutenberg fue un orfebre alemán a quien se le atribuye la invención de la moderna imprenta de tipos móviles, una creación que no sólo cambiaría por completo la  historia de la humanidad sino la noción misma de la humanidad, como hemos explicado en unos post anteriores (ver La Humanidad: desde los árboles a la Web 2.0 (4). El tercer salto).  El invento de Gutenberg como tal era un salto cualitativo interesante: antes de su imprenta, reproducir un libro, crear un ejemplar, era un trabajo de copiar facsimilarmente en forma manuscrita el contenido del mismo. La artesanía era obra de los monjes copistas, quienes lo hacían por encargo de reyes y personas pudientes que pudiesen pagar el asunto, ya que cada ejemplar requería un trabajo de alrededor de diez años de un abnegado copista, quien, al contrario de lo que se podría imaginar, podía no saber ni leer. Un ejemplar en esas condiciones era por tanto una creación de duración prolongada. La imprenta de tipos móviles representó un cambio fundamental. Podían reproducirse varios libros, en mucho menos tiempo...

Pero es superficial ver el cambio como una mera optimización. El poder tener una gran cantidad de libros tenía un significado más importante: la posibilidad de que hubieran muchos lectores por cada libro escrito abría otras puertas, con más libros mucha más gente podría aprender a leer, el acceso al conocimiento y a la comunicación de las experiencias humanas se amplificaba, podía haber maestros, escuelas, cultura moderna, educación pública, ciencia, escuelas, liceos y universidades con numerosos estudiantes. Una humanidad con estos elementos culturales es muy diferente a una humanidad que careciera de ellos. La imprenta de tipos móviles no significó un cambio en la manera en que se podían reproducir los libros sino la apertura al conocimiento para miles de personas y por tanto un cambio en lo que se concibe como humanidad y en lo que los seres humanos pensamos acerca de nosotros mismos, nuestro crecimiento y desarrollo como especie.

Así pues cuando en Maguncia (ciudad alemanda de Mainz) un orfebre alemán estaba inventando una máquina para imprimir libros, lo que estaba en realidad creando era una manera de ser diferente para toda la humanidad, algo que cambiaría completamente la vida de las siguientes generaciones de seres humanos, no precisamente sus descendientes, amigos y allegados, De hecho la historia directa del personaje de Gutenberg no tuvo un desenlace feliz, porque el desarrollo de su invento le tomó más tiempo y recursos de lo que había calculado y terminó endeudado, pobre y sin poder mejorar su calidad de vida, si bien su legado la humanidad lo reconocería más tarde y la Universidad de Maguncia le rendiría homenaje colocando su nombre a la institución.

Pero pensemos ahora en el vecino de Gutenberg. En las personas que lo conocían. ¿Sabían estas personas la trascendencia de lo que estaba haciendo su vecino? O , simplemente, lo verían como un inventor, alguien que se dedicó a crear artilugios, interesantes o no, en lugar de alguien que estaba creando un destino diferente para la humanidad

Esta es pues la moraleja del vecino de Gutenberg: pueden haber cambios trascendentales a nuestro alrededor y no nos estamos percatando de ellos. Le pasó al vecino de Gutenberg, a sus familiares y conocidos, quizá nos esté pasando a nosotros ahora…

viernes, 1 de mayo de 2015

La Humanidad: desde los árboles a la Web 2.0 (7). El sexto salto

Las Web 2.0 no es un simple adelanto tecnológico.
Es, con toda propiedad, un cambio significativo en la práctica
social de la humanidad y una expresión de la inteligencia colectiva
Este es el séptimo post de una serie de siete. A lo largo de ella hemos venido conversando como el salto que dio la humanidad al llegar a la Web2.0 no se trata de un simple adelanto tecnológico sino de un auténtico cambio cualitativo en la práctica social de la especie y parte de una familia de hitos históricos vinculados con eventos que definieron puntos de inflexión en el desarrollo del conocimiento y que lejos de representar avances puntuales, que luego desaparecen, entre tantos otros, se han ligado a tal punto a nuestra cotidianidad que no podemos dejar de pensar en lo que somos como especie planetaria dejando de lado estos hitos. Los cinco precedentes a la Web 2.0 de la que hablaremos hoy fueron el lenguaje, la escritura, la imprenta, la Internet y la Web.

Remitimos a nuestros lectores nuevos a los seis post previos para mayor contextualización de la conversación de hoy (Ver Introducción e hitos 1, 2, 3, 4 y 5).

La Web 2.0 no es, como hemos explicado, un cambio tecnológico, sino más bien un  avance en la práctica social derivado de un uso diferente de las tecnologías de la Web, hoy 1.0.

El cambio de la Web 2.0 ocurrió entre 1996 y el 2006, justo antes del advenimiento de la llamada generación Z o generación del milenio. Se hizo consciente en el 2004 con la primera conferencia de la Web 2.0 en San Francisco. Algunos puntos relevantes que merecen la pena señalarse son los siguientes:

En 1995 recién se iniciaron Altavista, Amazon y eBay. En 1996 Hotmail, en 1998 Google, en 1999 Blogger, en el 2001 la Wikipedia, en el 2002 Friendster, en el 2003 MySpace, LinkedIn, Hi5, Wordpress y la nueva etapa de Blogger. En el 2004 Flickr, Orkut y Facebook. En el 2005 Youtube y en el 2006 Twitter y Slideshare.

A partir del 2007 los usuarios de la Internet gastarán más tiempo en las redes sociales que en el correo electrónico y a partir del 2009 hay más usuarios en las redes sociales que en el correo. Hoy día Facebook tiene cerca de 1.400 millones de usuarios activos mensualmente. El 72 por ciento de los adultos en líneas visitan Facebook al menos una vez al mes. Particularmente impresionante es que en un día visitan la red social 890 millones de usuarios, lo cuales gastan 21 minutos en promedio.

Para comprender porque estos números son tan relevantes debemos recordar que en la humanidad somos sólo 7.000 millones de personas, por lo que no es para nada exagerado decir que la Web 2.0 es un fenómeno masivo y significativo en una buena parte de los seres humanos. Nada que ver con todos los todos los hitos de información anteriores, la Web 2.0 es realmente el primero que no puede ser considerado de ninguna manera una práctica de élites: La Web 2.0 es, con toda propiedad, un fenómeno de participación a nivel global.

Pero el tipo de participación también es relevante. Adicionalmente a la participación como lectura, vista o escucha pasiva, otro fenómeno define la Web 2.0: a diferencia de todos los mecanismos de flujo de información previos creados por el ser humano, es el primero donde los colectivos de consumidores también crean una parte significativa de los contenidos y los flujos de información. Es por ello que podemos realmente señalar con sentido que en la Web 2.0 se expresa la inteligencia colectiva de la humanidad. Anterior a la Web 2.0 los flujos de información a los que se conectaban muchas personas eran siempre de contenidos creados por unos pocos y la mayoría de las personas no creaban ningún tipo de contenido. A diferencia de ello, lo que vivimos ahora es un cambio real, auténtico, cualitativo…

viernes, 24 de abril de 2015

La Humanidad: desde los árboles a la Web 2.0 (6). El quinto salto

La WWW dio a la humanidad una manera de tener acceso
universal a la información publicada electrónicamente en el mundo
En el camino que nos trajo a la experiencia de vivir en una humanidad hiperconectada a través de los medios sociales, hemos identificado seis hitos históricos de particular relevancia: no sólo representaron saltos tecnológicos habilitadores de la evolución del conocimiento, sino que nos cambiaron cualitativamente la práctica social hasta el punto de que, aún en la actualidad, no podamos separar la nuestra noción de lo que es la humanidad de los logros que estos hitos representaron. Hemos revisado en post anteriores la trascendencia de lo obtenido con los cuatro primeros de ellos: el lenguaje, la escritura, la imprenta y la Internet. En esta ocasión conversaremos acerca del quinto: la Web. ¿Qué fue exactamente lo que nos aportó?

Para cualquier joven de la llamada generación Z, la Web es algo que se da por hecho. Es la plataforma universal de comunicación de la humanidad. No es fácil imaginar la vida sin la Web, existía incluso antes que ellos. Pero… ¿cómo era el mundo antes de la WWW?

Antes de la Web la Internet ya nos había dado una plataforma universal de comunicaciones, una manera en que podíamos establecer flujos de datos entre las máquinas de procesamiento de información sin que éstas tuvieran que ser del mismo fabricante o del mismo tipo. Como vimos en nuestro último post la Internet nos permitió un medio a través del cual se podían lograr conexiones síncronas o asíncronas, uno a uno o uno a muchos, con total independencia de la distancia. Era un medio definitivamente versátil además porque era extensible…

Precisamente la extensibilidad de la Internet es lo que permitió la Web, con su atributo característico de manejar la noción de hipertexto a través de la red, sin que importe el lugar donde esté la próxima página. El protocolo http que definió las comunicaciones de la WWW se encargó de usar las capacidades de la Internet para traer el siguiente contenido a donde era requerido. También estableció una noción estandarizada de cómo invocar y recuperar un contenido, independientemente de que éste fuese un texto o una imagen y una forma de manejar atributos estéticos al visualizar páginas o fragmentos de contenidos. Hasta la aparición de la Web estas cosas se hacían, pero sólo en el ámbito de un sistema local, no de la red.

Con los elementos citados resueltos, la WWW nos dio lo que quizá sean su aporte más esencial al lado del poder disponer en forma de hipertexto cualquier tipo de contenido disponible dentro en ella:  el poder buscar información con un buscador universal con la capacidad de explorar lo publicado en la Internet. Así la Web popularizó la búsqueda y la lectura electrónica, sentando las bases para desplazar el papel como medio de soporte fundamental en la cultura humana.

Antes de la Web la manera de habilitar la búsqueda y la lectura de datos, bases de datos y contenidos de información era a través de sistemas cerrados, autocontenidos, no extensibles, no hipertextuales y que por ello no podían convertirse en plataformas universales para publicar, explorar, buscar y disponer de información. El invento de la Web tiene, para la era electrónica, la trascendencia que la imprenta tuvo para la cultura del papel. A partir de allí nuevos eventos podrían darse en la humanidad para convertirnos en una especie que potencialmente puede disponer de toda la información producida en el mundo. Eso no existía en forma previa. Ese fue el aporte de la Web.

La historia continuó, el siguiente salto después de la Web fue la Web 2.0, pero de él hablaremos en nuestro siguiente post.