En un “post” anterior planteábamos que el Paradigma de automatización de Bibliotecas fue evolutivo en el siglo XX, pero que, con el cambio de siglo, se transformó en un modelo de hiperautomatización inspirado en la madurez alcanzada por ciertas tecnologías que comenzaron a hacerse presente en las bibliotecas y que, articulándose creativamente, permitieron patrones de automatización novedosos. Las nuevas tecnologías inalámbricas, las nuevas tecnologías de la automatización, los nuevos dispositivos, los nuevos protocolos de comunicación y las nuevas arquitecturas de aplicaciones habilitaron el cambio.
En efecto, en el nuevo milenio el poder de cómputo se hace móvil, el poder y la flexibilidad de la Internet llega a los teléfonos y estos se convierten en el primer instrumento de conexión masiva del público, las tecnologías inalámbricas dan un salto cuando el Wi-Fi se convierte en un estándar. La computación se vuelve ubicua y esto trae consecuencias: el software cede su lugar a los servicios donde el software y todas las conversaciones ligadas a él (qué software comprar, sobre qué plataformas de software trabajar, qué manejador de base de datos usar, software libre o propietario, etc.) pierden progresivamente su valor en muchas aplicaciones. Las instituciones contratan servicios prestados a través de un tipo de computación llamada “computación de nube”, de la que seguramente oiremos hablar cada vez mas.
Comienza a dibujarse una nueva realidad en el horizonte: la biblioteca no necesita computadores propios ni software a su cargo, sólo servicios automatizados adecuados a sus usuarios internos y externos. En la medida en que asiente el siglo, este dibujo borroso comenzará a hacerse una realidad nítida.
Actualmente, en la biblioteca hiperautomatizada, los códigos de barra ceden el paso ante la identificación con RFID (de la que también hablaremos en futuros “post”), la comunicación entre personas se amplía y vuelve sofisticada, se desarrollan las llamadas Comunidades 2.0 y estas nuevas olas llegan a bibliotecas que redefinen sus servicios en la era de la hiperautomatización bibliotecaria.
El antiguo problema de la automatización del fichero es prehistoria, el asunto importante, en estos momentos, es cómo prestar un servicio eficiente a los usuarios, en donde quiera que estén y cualquiera que sea el vehículo de conexión con la biblioteca que estén usando, cada vez más seguramente un artefacto móvil, como su teléfono celular.
Hoy día un nuevo modelo emerge, la llamada computación de nube. Las bibliotecas van dejando de comprar software y alternativamente, comienzan a contratar servicios. Estos servicios son ubicuos, están en todas partes, son dinámicos, crecen cuando se les necesita y así, eficientes y oportunos, y cargados de innovación, vienen, en efecto, de las nubes.
1 comentario:
Me parece impresionante ver como la tecnología va trasladandonos paulatinamente a una virtualidad real, a este blog debería agregarsele referencias bibliográficas y mejor electrónicas que amplien los conceptos vertidos.
Felicito al que se este preocupando de transportarnos de siglo a los bibliotecarios
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