Es común en
la transición, desde un mundo donde la cultura estaba basada en el
almacenamiento en papel a un mundo donde el almacenamiento es digital, que
muchos proyectos de gestión de información incluyan, como una parte del
trabajo, la digitalización de miles, decenas de miles, centenas de miles o,
incluso, millones de páginas. Hay una nueva solución de gestión digital de
información y la idea natural, así pues, es poder transformar la operación de
los archivos para manejarlos digitalmente. Una parte del trabajo resulta
directo: La información que se va produciendo se almacena ahora en bases de
datos. Pero el caso es que en numerosas ocasiones se requiere el manejo, de
forma similar, de la información que se gestionaba a través de archivos donde,
hasta el presente, documentos y transacciones descansan en soporte de papel. La
solución del problema se menciona en forma simple: “Hay que digitalizar”… pero
hay muchos detalles en el camino.
Hay tantos
detalles que muchos proyectos de digitalización bien intencionados no logran
sus objetivos y realmente no mejoran el funcionamiento, con lo cual toda la
inversión realizada de recursos y de tiempo se convierte en un fracaso. Sucede
mucho más de lo que uno muchas veces se imagina, lo cual expresa que hay alguna
complejidad en la digitalización que no es conocida por muchos gerentes responsables
de servicios de información. Afortunadamente también hay los casos donde las
cosas se hacen bien y los resultados son impresionantemente buenos.
¿Cuál es la
diferencia? ¿Cómo se debe hacer un buen proyecto de digitalización? ¿Qué debe
ocurrir en ellos? ¿Cómo se gestiona la calidad en este tipo de proyectos?
Entremos en estos temas en este post y en algunos de los siguientes.
Dos cosas
deben distinguir el resultado de un buen proyecto de digitalización:
1. La información crítica digitalizada
debe ser confiable en un altísimo porcentaje
2. Se debe agregar valor en la
información digitalizada
Para
conseguir ésto los proyectos de digitalización deben ser muy bien planificados
y desarrollados. En la práctica hemos visto que muchas veces se falla en todas
las fases, en la planificación, en el diseño de las actividades y en la
ejecución. Algunos proyectos comienzan a
desviarse desde que son formulados. De hecho la digitalización debe entenderse
como una actividad, la gestión digital para una mejora del funcionamiento es (o
debe ser) la meta a perseguir.
En el
inicio de un proyecto de gestión digital hay, consecuentemente, algunas
preguntas que contestar: ¿Cuál es la información crítica que debe ser
digitalizada y cuál es el porcentaje de confiabilidad que debe tener la
información digitalizada?
Hablamos de
la información crítica porque muy probablemente no toda la información tiene
que ser digitalizada y entre la que requiere el manejo digital hay información que
es absolutamente necesaria que sea fidedigna e información que tiene un peso
relativamente menor en el funcionamiento institucional o en la atención de
casos. La calidad de la digitalización se gestiona, pero involucra recursos y,
en última instancia, esto se traduce en costos de proyecto. Por eso la
respuesta no es tan simple como plantearse digitalizar todo o el plantearse hacerlo
siempre con un 100% confiabilidad.
Por eso es
pertinente preguntarse, en lugar de dar por obvio, el para qué queremos manejar
esta información en forma digitalizada. De qué forma agregamos valor. Esas son,
en el inicio, las preguntas fundamentales a responder en un proyecto de
digitalización.
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