Biblioteca Nacional de Belarús (Bielorusia) |
Después de haber trabajado el concepto de interoperabilidad para entender por qué las redes de bibliotecas necesitaban de un protocolo de interoperabilidad, que permitiese la interconexión de sistemas diferentes, y después de haber conversado (en nuestro post anterior) acerca de las características principales del protocolo Z39.50, comentamos a continuación las ventajas de la aproximación que se siguió al diseñar e implementar esta solución que marcó un hito histórico en la historia de las bibliotecas. El tema es así importante y nos prepara para trabajar con los aprendizajes de esta gran experiencia internacional. Para el profesional de Ciencias de la información es bueno saber que no todo fue color de rosas y que hubo dificultades a las que hubo que enfrentarse al compartir metadatos con Z39.50, aún pensando que la solución diseñada fue, en principio, muy completa y muy bien definida. Conocer la historia ayuda a comprender por qué vinieron luego otras soluciones menos sofisticadas y más sencillas.
(Remitimos al lector a nuestro post anterior para conocer lo que es el Z39.50 y el concepto de interoperabilidad bibliotecaria y al anterior a ese, para entender el problema a resolver desde la idea del desarrollo de catálogos colectivos de redes de bibliotecas).
Ventajas del Z39.50
Como solución de interoperabilidad bibliotecaria, el Z39.50 aportó muchas ventajas. Entre ellas:
1. Permite la interconexión de sistema bibliotecarios diferentes en un mecanismo que funciona con simetría, en las dos direcciones, siempre que se trate de sistemas que implementan el protocolo tanto como cliente Z, como servidor Z.
2. Un mismo cliente Z puede consultar simultáneamente varios servidores Z. El protocolo permite que se consoliden las respuestas para presentárselas al usuario. Esto habilita fácilmente la definición de redes bibliotecarias, institucionales, temáticas o geográficas.
3. El usuario final de una biblioteca no tiene que aprender varias maneras de consultar una biblioteca ya que el cliente Z presenta, bajo una única interfaz, la del sistema al que el usuario está acostumbrado, las consultas y respuestas de los distintos servidores. Esto resulta muy cómodo y útil para el usuario.
4. El protocolo interconecta sistemas en tiempo real, por lo que cualquier registro incorporado en un sistema pasa a estar automáticamente disponible en los otros. El catálogo colectivo está así, de un modo natural, permanentemente actualizado.
5. Los metadatos que se pueden compartir son muy exhaustivos desde el punto de vista bibliotecario porque los registros se intercambian con el formato MARC que permite una descripción muy detallada de cada registro.
6. El valor agregado que un sistema da a los metadata internos que maneja pasa a estar automáticamente disponible para los registros recuperados a través del protocolo.
Dejaremos para la siguiente oportunidad el comentar y analizar las desventajas y las soluciones que se buscaron en la próxima etapa.
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