Llevar una aplicación desarrollada al ambiente de producción es una tarea que luce simple pero que puede ser bastante compleja |
Con toda una fauna diversa de variables de hardware y de software, de capas y de interdependencias, el hacer que una aplicación de mediana complejidad trabaje en un segundo servidor, en el ambiente de producción de la institución de destino, es un trabajo en el cual pueden surgir imponderables que en ocasiones pueden hacer que una tarea supuesta a realizarse en horas se tenga que realizar en días, incluso en semanas, y luego de vencer toda una serie de dificultades.
El origen de los problemas tiene que ver con que el ambiente de desarrollo, en el cual trabajan los constructores nunca es exactamente igual al ambiente final en el que la solución desarrollada debe operar. La implementación no es copiar archivos, generar las condiciones iniciales en las bases de datos y configuraciones de la aplicación y pulsar un icono de invocación. Muchas veces es así la teoría, pero la práctica puede ser distante de ese desiderátum.
Todos los sistemas tienen versiones y subversiones, las condiciones de uso de una plataforma operativa cambian después que se han instalado y desinstalado capas de software, los discos se llenan, las plataformas de producción pueden implicar múltiples servidores con necesidades adicionales de establecimiento de permisos en ellos, hay cortafuegos y antivirus que pueden están presentes en producción y no haber sido considerados durante el desarrollo, los estándares de la industria al final dependen de sus implementaciones y esto hace que no todos los supuestos estándares siempre se comporten consistentemente, algunos servidores pueden requerir de pasos de configuración que los implementadores no tienen registrados en sus procedimientos, el ambiente de producción tiene una historia previa que es muy diferente de la de los ambientes de producción, la ingenuidad de algunos técnicos los lleva a veces a pensar que un cambio en la subversión de un paquete es algo trivial que debe resultar irrelevante, la burocracia administrativa de la red de destino puede marcar pautas que generan retrasos, en fin, cualquier variable ignorada o de apariencia intrascendente en una planificación puede saltar al momento de implementar lo que ya está desarrollado.
Lo triste del caso es que para los usuarios finales y las contrapartes de los desarrolladores la solución no existe si no está implementada, por muy grande que haya sido el trabajo de los constructores y por muy completa y eficiente que haya sido la fase de desarrollo.
Los componentes básicos de una aplicación moderna incluyen interacciones con el sistema operativo, el sistema de archivos, el sistema de gestión de bases de datos, el servidor de Web, el o los servicios de páginas Web dinámicas, el o los sistemas de mensajería y el uso de determinados clientes Web. Todo ello son posibles puntos que podrían generar dificultades al momento de hacer la transición de una aplicación desarrollada al ambiente de producción. Debido a lo señalado el trabajo de hacer una transición desde el ambiente de desarrollo al de producción es una fase delicada, compleja y llena de posibles puntos de fallas, por lo que tendremos que hablar más sobre ella…
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