viernes, 14 de noviembre de 2014

¿A quién pertenece una Comunidad de Aprendizajes?

La pregunta de ¿A quién pertenece una comunidad? es delicada, porque
la respuesta que demos, implícita o explícitamente,
tiene implicaciones en la cotidianidad
Si en el desarrollo de una Comunidad de Aprendizajes participan muchas personas y organizaciones tiene sentido la pregunta de a quién pertenece esta  comunidad  ¿A las personas que aportaron las ideas fundamentales? ¿A los miembros fundadores? ¿A los promotores que trabajaron incansablemente para hacerla realidad? ¿A las personas u organizaciones que financiaron el proyecto? ¿A los mentores? Como veremos la pregunta no es tan trivial y la respuesta que demos tiene implicaciones prácticas.
En el caso de una Comunidad de Aprendizajes circunscrita a una determinada organización, diseñada e implantada en un contexto institucional completamente cerrado y definido, el caso es seguramente sencillo ya que la comunidad es claramente de esa organización.
Sin embargo, muchos proyectos de comunidades responden a intervenciones sobre colectivos más amplios, son pensados para articular grupos sociales diferentes, invitan a la participación de personas heterogéneas, desean promover aprendizajes y desarrollo de conocimientos en sectores diversos, con muchos más mecanismos informales que formales de pertenencia y la adhesión. En estos casos no se está mediado de ninguna forma por la adscripción orgánica a una institución, sino simplemente por el propio atractivo de los intereses comunes, de la vida comunitaria en la Comunidad de Aprendizajes.  Siendo así las cosas, la pregunta que nos hacemos es completamente pertinente: ¿A quién pertenece la Comunidad? Y lo que respondamos, implícita o explícitamente, tendrá consecuencias en la cotidianidad que desarrollamos.
Es distinto invitar a alguien a nuestra casa, en la que vivimos o la que estamos construyendo, que invitar a construir una casa comunal colectiva, que no es ni será sólo nuestra. Es distinto invitar a nuestra fiesta, que proponer organizar en conjunto una fiesta de todos. Las reacciones del que escucha y es invitado son diferentes…
No se trata de apariencias, se trata de realidades. Si queremos invitar a varias organizaciones a coconstruir una red junto con nosotros, no podemos ponerle nuestro logo institucional a la construcción colectiva. Si queremos que varias organizaciones financien un proyecto, tenemos que reconocerles explícitamente su participación, en la medida en que lo hacen, pero además ser cuidadoso con los detalles ligados a este reconocimiento.
¿Qué sería de la Wikipedia o de la Internet si llevara el sello de un gobierno, el que sea, porque ese gobierno financió una parte sustantiva del proyecto?
Vemos así el carácter delicado, tanto práctico como esencial, que tiene la pregunta que hacemos hoy. No puede construir una Comunidad de Aprendizajes amplia quien en lo personal o en lo Institucional tiene un ego muy grande y necesita figurar por encima de los otros en el proyecto. Aunque seamos los promotores, los financistas o los arquitectos principales de los logros de una comunidad debemos ser cuidados en la implementación y en los detalles, si queremos que, genuinamente, otros consideren participar y efectivamente lo hagan


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