viernes, 28 de noviembre de 2014

La participación no es binaria

Creer que la participación es binaria es no entender que
 hay distintas formas de participación (Imagen tomada de
http://www.personalizemedia.com/the-myth-of-non-participation-in-web-20-social-networks)
Muchas veces encontramos personas que cuando descubren que son relativamente pocos los que crean contenidos dentro de una determinada comunidad de aprendizajes, concluyen rápidamente que el fenómeno tan comentado de la participación masiva en la moderna Web 2.0 no es cierto. A veces nos preguntan a boca de jarro cuánta gente crea nuevos contenidos en esta red o en esta comunidad de aprendizajes, en la que trabajamos, esperando que nuestra respuesta les confirme su argumentación de que en realidad la participación numérica es muy baja y por tanto la supuesta vida comunitaria no es algo muy real. Esta posición es lo que se conoce desde hace algunos años como la argumentación del mito de la no participación en la Web 2.0. Sin embargo, la participación masiva existe y lo que no es real es el mito. Lo que ocurre es que muchas personas no tienen las distinciones necesarias y por ello no entienden el fenómeno de la participación y razonan como si ésta fuera binaria y se palpara en la creación de contenidos.

La participación no es binaria. No hay una única forma de participar.

Las personas que creen en el mito de la no participación tienen una clara problema conceptual. Confunden participación con creación de contenidos, pero esto es un error porque la participación tiene muchas expresiones, participar no es sólo aportar nuevos escritos.

Participa el que lee, no sólo el que lee regularmente, sino incluso el que lee eventualmente. Podría no hacerlo y lo hace, de modo que está participando. Estas personas reciben los correos y muchas veces no los abren, porque dosifican su actividad y sus capacidades entre todas sus lecturas y su tiempo entre todo lo que reciben. Hay que observa que no se dan de baja y esto es una manera de estar.

A partir del extremo representado en la lectura eventual hay toda una gradación de esquemas de participación: marcar como favorito, enviar a otro, ponderar públicamente, comentar, incorporar contenido creado por otros, incluir en una cita, incluir en un trabajo de síntesis y por supuesto, el otro extremoL ka creación de contenido original.

Para el que trabaja en proyectos de información comunitarios, en sitios Web 2.0, en Comunidades de aprendizaje y Comunidades de práctica deben estar claro que existen diversos roles en la participación: entre el consumidor aparentemente pasivo de información y el creador de contenidos originales están los aportes de quienes ejercen roles de propagadores, críticos o editores.

Sería incluso un error jerarquizar estos roles en forma absoluta, dado que todos ellos cumplen una función necesaria y deberían ser bienvenidos. Además hay una dinámica. Es natural que en algunas etapas algunas personas jueguen un rol y en otras etapas otro. Lo podemos ver en nuestros propios comportamientos hacia los contenidos de los sitios donde participamos.

Es imposible y probablemente sin sentido que una persona sea creadora regular en todos los sitios donde participa. Un promotor de una comunidad y una persona consciente de la Web 2.0 deben saber, así pues, que la participación no es binaria.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Las Comunidades de aprendizaje se desarrollan desde interacciones básicas


El aprendizaje es un fenómeno social que ocurre en  las Comunidades de Aprendizaje
a partir de interacciones básicas
El conocimiento genera cambios y se adquiere a través del aprendizaje relevante y éste último es un fenómeno social que ocurre en comunidades. Estos hechos son hoy día ampliamente reconocidos por quienes estudian los procesos a través de los cuales aprendemos. Bajo esta visión, entendemos que una manera posible de promover cambios sociales que se desean es desarrollando experiencias que nos planteen aprendizajes significativos y para ello debemos crear, nutrir y fortalecer Comunidades de aprendizaje y de práctica. Surge entonces la pregunta trascendente ¿Cómo lo hacemos? ¿Por donde empezamos?

A diferencia de la aproximación educativa donde el conocimiento se considera preexistente y por tanto propone la creación de escuelas con modelos precocidos donde los que saben enseñan a los que no, de una forma más o menos preestablecida, con el modelo de Comunidades de aprendizajes se parte de que la comunidad aprende desde la interacción que ocurre al entrar en contacto en lugares con intereses compartidos. El camino no está predefinido, sino que debe ser desarrollado  con actividades más o menos experimentales y altas dosis de reflexión acerca de ellas.

Con esas ideas en mente se comprende que desarrollar una Comunidad de Aprendizajes no es exactamente seguir una receta, sino crear y desarrollar mecanismos de interacción en torno a los intereses comunes identificados, con una plataforma, unos procesos y unas actividades donde las interacciones formales, pero sobre todo informales, tengan cabida, para crear progresivamente espacios de convergencia, articulación, estructuración formal, síntesis de experiencias, etc.

Mientras más sencillo sea el modelo inicial que se tenga para una comunidad, resulta más probable que pueda llegarse a algo interesante. Un modelo de interacción demasiado elaborado, demasiado sofisticado o demasiado rígido puede ser un impedimento para que ocurran los procesos de aprendizaje, de generación de conocimientos y la experimentación que ellos requieren de un modo natural.

Esta visión de la Comunidad de Aprendizajes como un embrión siempre en desarrollo, como un beta perpetuo, para decirlo en términos de la Web 2.0, es fundamental y tiene implicaciones prácticas:

Al principio es natural comenzar con mecanismos de interacción informativos que ayuden a los potenciales practicantes a conocerse y reconocerse en sus intereses comunes (Ver ¿A qué llamamos Comunidad cuando hablamos de Comunidades de aprendizaje y comunidades prácticas?) y en su compromiso, a interactuar de manera relativamente sencilla e informal. Idealmente, con actividades dirigidas hacia esa dirección, hay que estimular el incremento de los niveles de reflexión y de coordinación hasta llegar a una articulación más integral, con más formalidades e identificación en la causa común.

viernes, 14 de noviembre de 2014

¿A quién pertenece una Comunidad de Aprendizajes?

La pregunta de ¿A quién pertenece una comunidad? es delicada, porque
la respuesta que demos, implícita o explícitamente,
tiene implicaciones en la cotidianidad
Si en el desarrollo de una Comunidad de Aprendizajes participan muchas personas y organizaciones tiene sentido la pregunta de a quién pertenece esta  comunidad  ¿A las personas que aportaron las ideas fundamentales? ¿A los miembros fundadores? ¿A los promotores que trabajaron incansablemente para hacerla realidad? ¿A las personas u organizaciones que financiaron el proyecto? ¿A los mentores? Como veremos la pregunta no es tan trivial y la respuesta que demos tiene implicaciones prácticas.
En el caso de una Comunidad de Aprendizajes circunscrita a una determinada organización, diseñada e implantada en un contexto institucional completamente cerrado y definido, el caso es seguramente sencillo ya que la comunidad es claramente de esa organización.
Sin embargo, muchos proyectos de comunidades responden a intervenciones sobre colectivos más amplios, son pensados para articular grupos sociales diferentes, invitan a la participación de personas heterogéneas, desean promover aprendizajes y desarrollo de conocimientos en sectores diversos, con muchos más mecanismos informales que formales de pertenencia y la adhesión. En estos casos no se está mediado de ninguna forma por la adscripción orgánica a una institución, sino simplemente por el propio atractivo de los intereses comunes, de la vida comunitaria en la Comunidad de Aprendizajes.  Siendo así las cosas, la pregunta que nos hacemos es completamente pertinente: ¿A quién pertenece la Comunidad? Y lo que respondamos, implícita o explícitamente, tendrá consecuencias en la cotidianidad que desarrollamos.
Es distinto invitar a alguien a nuestra casa, en la que vivimos o la que estamos construyendo, que invitar a construir una casa comunal colectiva, que no es ni será sólo nuestra. Es distinto invitar a nuestra fiesta, que proponer organizar en conjunto una fiesta de todos. Las reacciones del que escucha y es invitado son diferentes…
No se trata de apariencias, se trata de realidades. Si queremos invitar a varias organizaciones a coconstruir una red junto con nosotros, no podemos ponerle nuestro logo institucional a la construcción colectiva. Si queremos que varias organizaciones financien un proyecto, tenemos que reconocerles explícitamente su participación, en la medida en que lo hacen, pero además ser cuidadoso con los detalles ligados a este reconocimiento.
¿Qué sería de la Wikipedia o de la Internet si llevara el sello de un gobierno, el que sea, porque ese gobierno financió una parte sustantiva del proyecto?
Vemos así el carácter delicado, tanto práctico como esencial, que tiene la pregunta que hacemos hoy. No puede construir una Comunidad de Aprendizajes amplia quien en lo personal o en lo Institucional tiene un ego muy grande y necesita figurar por encima de los otros en el proyecto. Aunque seamos los promotores, los financistas o los arquitectos principales de los logros de una comunidad debemos ser cuidados en la implementación y en los detalles, si queremos que, genuinamente, otros consideren participar y efectivamente lo hagan


viernes, 7 de noviembre de 2014

Sentido de pertenencia a una Comunidad

En todas partes encontramos gente dispuesta a participar en causas.
Ellos se sienten atraídos por los lugares donde el interés común es claro y donde
es fácil identificarse y desarrollar sentido de pertenencia
El sentido de pertenencia de una comunidad es definitivamente importante para que los miembros de la misma se interesen por lo que ocurre en ella, busquen referenciarse, aporten información de lo que hacen, valoren las interacciones comunitarias. En días pasados establecimos que al hablar de Comunidades de aprendizaje o Comunidades de práctica era importante entender que aquello a lo que llamamos comunidad es una idea que connota un interés común y un cierto grado de consciencia en ese interés común. Hoy enfatizaremos otro aspecto, la identificación en términos de sentido de pertenencia. Es importante que exista, vale decir, que se desarrolle, para que la vida comunitaria se logre.

Los emprendedores sociales saben que las condiciones óptimas difícilmente existen. Por tanto no podemos esperar, cuando pretendemos desarrollar una Comunidad de aprendizajes, que exista una plena consciencia de los intereses comunes y un sentido de pertenencia a la Comunidad, completamente desarrollado. Si así fuera, sólo se trata de viabilizar en forma práctica las interacciones a través de una buena plataforma que facilite las comunicaciones y la gestión del aprendizaje y/o el desarrollo del conocimiento y la cultura ligada a la comunidad.

La Internet de hoy refleja este tipo de casos. Por ejemplo, los jugadores de video juegos tienen claramente intereses comunes, se identifican y se reconocen con los otros que tienen estos mismos intereses y por eso surgen y crecen distintas plataformas donde estas comunidades fácil y rápidamente se adhieren y hacen vida. Las nuevas herramientas tecnológicas suelen generar estas culturas comunitarias rápidamente, así los interesados en hacer realidad proyectos u objetos con las nuevas impresoras 3D forman comunidades de “makers”, hacedores, se interesan, aprenden y comparten plataformas donde se referencian de un modo natural.

Pero no siempre los procesos surgen espontáneos. Es muy típico el caso en que por alguna razón filosófica, ética, social o ideológica, se quiere intervenir la realidad desarrollando una Comunidad que creemos puede nacer, o puede crecer o consolidarse a partir de nuestras acciones. Esto puede ocurrir en un contexto local, ciudadano, nacional o de causa. Lo importante es que claramente pueda establecerse, como dijimos la semana pasada, que hay un interés común, aunque, inicialmente, este no sea plenamente consciente (Ver ¿A qué llamamos comunidad..?.).

Lo que debe ser claro es que a continuación del interés común, se requiere el desarrollo del sentido de pertenencia a la comunidad. Si éste no surge de un modo natural, se debe alimentar. Este desarrollo puede tomar un tiempo en germinar, pero los promotores de la Comunidad de aprendizajes o de práctica tienen que entender la necesidad de crecerlo.

Esta noción tiene implicaciones prácticas. Si por ejemplo los promotores de la comunidad se construyen una plataforma donde los contenidos de los pretendidos miembros son filtrados por un grupo élite, es probable que el sentido de pertenencia nunca se desarrolle. Es decir, no se trata de aparentar que todos pueden participar en igualdad de condiciones, se trata de implementarlo para atraer así a líderes naturales que se incorporen y participen de la interacción comunitaria. Volveremos más adelante sobre la importancia y las implicaciones de este punto...