viernes, 6 de agosto de 2010

Cómo trabaja RFID y su uso en Bibliotecas

El tema de RFID surge de un modo natural al hablar de hiperautomatización de bibliotecas. En nuestro “post” anterior hicimos una introducción a las soluciones basadas en tecnologías RFID. En éste pretendemos adentrarnos en el cómo trabajan para, a partir de allí, más adelante dirigirnos a su importancia, particularmente en la eficiencia de los servicios que una biblioteca moderna presta a sus usuarios.
Hablamos entonces hoy de dos puntos: cómo trabajan las soluciones RFID (sólo para los interesados en estos detalles) y cómo se usan en la bibliotecas (introducimos lo básico para volver luego). En la imagen, tomada de Milwaukee Public Library, un niño de once años contento después de usar por primera vez un sistema RFID de autopréstamo en la biblioteca Martin Luther King. Abajo presentamos una pequeña traducción del diálogo con Anthony.


Cómo trabaja RFID

Básicamente, con RFID se crea un enlace inalámbrico que identifica unívocamente lo que se quiere identificar, bien sean objetos, documentos, animales o personas.

El enlace de radio frecuencia se forma entre un dispositivo electrónico relativamente pequeño y plano, llamado transponder o etiqueta y un lector electrónico que lo activa o enciende a través de una señal de radio frecuencia. Una señal de radio frecuencia es una onda electromagnética invisible, como las señales que se usan para trasmitir inalámbricamente (es decir, sin cables) la radio, la televisión o la telefonía.

El transponder incluye un microchip y una antena. Las señales de radio transportan datos que viajan en una o en las dos direcciones. Cuando la señal que emite un lector RFID llega a una etiqueta, ésta se enciende con la energía recibida y envía su información al lector. Cuando la data llega a la zona de lectura posible del dispositivo lector es capturada y transferida a través de interfases más o menos estandarizadas a sistemas que almacenan información y toman decisiones.

Según la potencia emitida por el dispositivo lector, el diseño de las antenas y la banda de frecuencia que se esté usando las lecturas pueden realizarse a muy corta distancia (unos pocos centímetros, a distancias medias, decenas de centímetros o a distancias mayores, un metro o más). La distancia de lectura es un factor importante, pero ciertamente no lo es como una medida de lo superior que resulta una aplicación u otra. El requerir una lectura a corta distancia en algunos casos es una ventaja, mientras que en otros la lectura a distancias medias o a mayores lo es. Por ejemplo, en bibliotecas, se aplican todos estos tipos de soluciones.

El uso de RFID en bibliotecas

Los elementos resaltantes de esta tecnología que la hace tan útil en la biblioteca moderna radican en que las etiquetas de RFID son pequeñas, planas, con capacidad de comunicarse a través de enlaces de radio usando la propia energía del lector que las lee. Esto significa que las etiquetas no requieren baterías para generar la comunicación inalámbrica, que a diferencia de los códigos de barra no requieran línea visual y que por todas estas características (planas, pequeñas y no requerir de visual) puedan adosarse a una hoja interna de un documento, a una carpeta, a un libro o a un carnet. Todo esto las hace ideales para su uso en bibliotecas donde se emplean para identificar libros, cajones o mostradores receptores de préstamos y personas.

Para hacer su trabajo en una biblioteca típicamente se emplean etiquetas RFID ISO 15693 que es un estándar internacional que opera en un rango de frecuencia llamado HF (High frequency). La etiqueta de RFID, puede colocarse en el interior del libro y resulta así más versátil y duradera que los códigos de barra anteriormente usados para identificación de ejemplares e incluso sustituye sin problemas la hoy obsoleta tecnología EM que anteriormente se usaba para aumentar la seguridad en la biblioteca.

De hecho hay tantas aplicaciones de la tecnología RFID en bibliotecas que han surgido en el mercado dispositivos y sistemas ideales para manejarse en las soluciones a problemas vinculados a las actividades de préstamos, inventarios, estadísticas, etiquetado, autopréstamo y, como parte del  fenómeno de hiperautomatización, bibliotecas de vanguardia en todo el mundo  trabajan con sus proveedores para implementar nuevas soluciones. Al introducir tecnologías RFID en bibliotecas muchos procesos se simplifican. El tema es fascinante y por ello, de estas aplicaciones, dispositivos y las nuevas soluciones que se están desplegando en las bibliotecas tendremos ocasión de hablar con detalles más adelante.

Las soluciones de RFID dejan a los usuarios satisfechos
Las soluciones RFID són fáciles de aprender y usar y dejan a los usuarios satisfechos. Cómo se logra implementar es un tema sobre el que también volveremos. Por ahora veamos el diálogo que el blogger de la Milwaukee Public Library realiza con Anthony, el niño de once años que aparece en la foto, al ser entrevistado luego de usar por primera vez una estación con tecnología RFID:


Blogger de MPL: Anthony, ¿cuántos años tienes?
Anthony: Once años de edad.
Blogger de MPL: ¿Qué le parece el nuevo sistema de autoservicio?
Anthony: Es impresionante! ¡Me encanta!
Blogger de MPL: ¿Algún problema?
Anthony: No hay problemas. Basta con leer la pantalla es todo.
Blogger de MPL: ¿Crees que cualquiera podría hacerlo?
Anthony: Si, lo creo. Incluso las personas de edad como usted pueden hacerlo!

Este tipo de soluciones no usan teclado, explicaremos más adelante como trabajan.

No hay comentarios: