viernes, 31 de octubre de 2014

¿A qué llamamos Comunidad cuando hablamos de Comunidades de aprendizaje y Comunidades prácticas?

En una Comunidad de Apredizajes es importante que exista intereses comunes
y que estos sean percibidos
Hoy día se reconoce que el aprendizaje es un fenómeno social. Debido a ello los conceptos de comunidades de aprendizaje y de comunidades de prácticas se aplican cuando se desarrollan proyectos de gestión de conocimientos y redes ligadas a instituciones educativas o causas sociales. Cualquiera que sea el área y el ambiente en que se trabaje surgen preguntas pertinentes alrededor de temas como organización, objetos y experiencias de aprendizaje, mecanismos y motivaciones de participación, modelos de información, herramientas necesarias. Pretendemos entrarnos en éstos temas, pero por ahora, comencemos por contextualizar a qué llamamos comunidades... Como veremos, la distinción conceptual tiene implicaciones prácticas.

La palabra “Comunidad” tiene varios significados y connotaciones. Pero aquí, en el contexto que hablamos, el significado pertinente es el de conjunto de personas vinculadas por intereses comunes:  “Comunidad de intereses”. La membresía a la comunidad es un sentido de pertenencia que se genera por el interés compartido. Esto significa que personas que se conocen o que viven cerca o se ven todos los días no pertenecen a la misma comunidad si tienen distintos intereses, mientras que personas que no se conocen, no se han visto nunca, viven en sitios distantes y que quizá tienen pocas posibilidades de verse cara a cara, podrían pertenecer a la misma comunidad en la medida en que compartan los intereses comunes ligados a la definición de la comunidad en cuestión.

Por ejemplo, una red temática puede generar una comunidad de aprendizajes internacional, mientras que el conjunto de vecinos de un cierto barrio o una determinada calle o las personas que trabajan en las oficinas de un centro profesional que se ven todos los días y que quizá comparten servicios como un comedor común, no pertenecen a una Comunidad de aprendizajes por su diversidad de intereses.

Pero no es suficiente con que exista el interés común. Es importante que éste sea percibido ya que ello es lo que abre las puerdas al sentido de pertenencia y a la motivación para la acción.

Estas acotaciones que hacemos hoy no son meramente conceptuales, tienen implicaciones prácticas interesantes e importantes. Cuando vamos a crear, a promover o a desarrollar una Comunidad de Aprendizajes o una Comunidad de Prácticas la primera cosa que hay que revisar es el tema de intereses. ¿Hay ya un interés común? ¿Hay expresiones que indican que en el público al que nos dirigimos existe la consciencia de este interés común o, esta consciencia hay que desarrollarla, de alguna forma?

Si no hay un interés común, lo que pretendemos no es viable. Si percibimos que éste interés existe, pero en cambio nuestro público no es consciente de él, a la meta que aspiramos se llega por un camino donde logramos desarrollar esta consciencia, porque sólo con un interés común explictamente compartido se puede lograr sentido de pertenencia,  un ingrediente necesario del que hablaremos en nuestro próximo post.

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