viernes, 16 de septiembre de 2011

Aprendizajes y formatos

El sitio http://www.csszengarden.com ilustra el aprendizaje que hicimos
al inventar los estilos en la Web. Pueden verse varios ejemplos
que ilustran como hoy día se separan contenidos y estilos

Entre los profesionales de la información a veces produce desconcierto la gran cantidad de formatos con los que hay que lidiar. Pero efectivamente, como expusimos en nuestro post de la semana pasada, los aprendizajes que como humanidad tenemos en el camino se concretan en los nuevos formatos digitales que van apareciendo y desarrollándose. Cada uno nos sintetiza una lección. De modo que una de las respuestas a la pregunta que hacíamos la semana pasada: "¿Por qué tantos formatos?" es que cada formato encierra un aprendizaje. Veamos hoy como hicimos el aprendizaje de sumar estilos a nuestros textos e hipertextos digitales.

Separar contenidos de estilos
Una lección particularmente importante la obtuvimos cuando la WWW comenzó a crecer:  en todo lo posible, es conveniente separar los estilos de presentación de los contenidos textuales. Esto se logró en los documentos HTML con la introducción del concepto mismo de “estilo” o forma presentación de un contenido y la práctica recomendada de usar las llamadas “hojas de estilo”. Estas hojas no eran otra cosa que archivos (.CSS) con un formato que especificaba cómo debían, estéticamente, aparecer en la pantalla los diversos componentes de una página Web: los párrafos, títulos, tablas, etc., es decir, los “estilos” que debían usarse en la presentación de las salidas.

La mayoría de los documentos HTML que se producen hoy en día distinguen internamente contenidos, estilos y metadatos, si bien para el lector final estas distinciones internas pueden no ser visibles en un momento dado porque él, simplemente, ve un texto con una tipografía y una diagramación específica.

Un primer paso fue reconocer que la Web necesitába incorporar el concepto de estilo y un siguiente paso fue darse cuenta que estilos y contenidos debíamos manejarlos por separado. En efecto, después del primer paso teníamos contenidos y estilos mezclados, eran más difíciles los cambios de contenido y eran más difíciles los cambos de estilo. No siempre la persona que cambia uno es la misma que cambia el otro y es más complicado encontrar lo que se quiere cambiar si está todo en un mismo formato. El uso de estilos que hacemos hoy día en la Web permite cambiar con bastante sencillez el concepto estético con el que se presenta los textos, logrando apariencias muy diferentes sin afectar los contenidos de los documentos presentados. Suena evidente la necesidad, sin embargo, el aprendizaje fue paulatino: Cuando comenzamos con la Web, no usábamos estilos y luego textos y estilos estaban todos mezclados en los documentos HTML. Veamos la historia.

La historia de cómo aprendimos a trabajar con estilos
Al principio, cuando no habíamos inventado el concepto de estilo y de archivos .CSS los hipertextos los escribíamos en documentos HTML donde no se explicaba cómo “formatearlos”: colores, tipos de letras, alineación, etc. eran simplemente aspectos que no podían definirse y por eso la primera Web era un poco plana visualmente, algo que muchos no recuerdan (20 años no es un día) y que los nuevos nativos digitales no vivieron.

En los primeros hipertextos sólo marcábamos donde comenzaba y donde terminaba cada párrafo y donde comenzaba y terminaba cada título o subtítulo. Esto alejaba las posibilidades de la Web de la riqueza de la presentación que se lograba en los medios impresos. Por ello, con la especificación versión 3.2 de HTML se introdujeron etiquetas para establecer tipos de letras y colores. Esto aumentó la riqueza visual pero también la complejidad del manejo. Colocar este tipo de información estética en cada documento era largo, complejo y sujeto a error.

Se había creado una posibilidad, se satisfacía mejor una necesidad, pero había que solucionar mejor el cómo hacerlo. Es decir, se requería un nuevo formato. Y este vino: El Consorcio de la WWW (http://www.w3c.org) creó posteriormente, con el HTML versión 4.0, las hojas de estilo .CSS que definen en forma condensada como deben presentarse estéticamente los elementos (párrafos, encabezados, imágenes, tablas) de un hipertexto HTML. La historia a partir de allí fue otra. La calidad estética de la Web mejoró y se comprobó, una vez más, que cada formato encierra un aprendizaje…

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