viernes, 10 de diciembre de 2010

Estadísticas de uso en la estantería abierta

Las estadísticas son claves para dirigir una biblioteca. Es difícil, si no imposible, hacer esta dirección bien sin saber cuánta gente la usa, cuántos vienen, cuántos entran, qué solicitan en préstamo, qué usan internamente, cómo varían los números durante el año, etc. Cuando se tiene una biblioteca donde los usuarios tienen libre acceso a las estanterías y exploran libremente los distintos volúmenes, para luego, después de hojearlos, simplemente dejarlos como se les indica, por ejemplo, en las mesas de la biblioteca ¿cómo se puede conocer qué consultan sin generar ningún tipo de trabajo para el bibliotecario ni tener que realizar encuestas que resultarían francamente fastidiosas para el usuario? La respuesta es extremadamente sencilla cuando se aprovecha la tecnología RFID bajo el paradigma de hiperautomatización. Es lo que explicamos brevemente en este “post”.

Las estadísticas hablan
Conocemos bibliotecas que después de más de diez años de automatización han descubierto con evidencias objetivas que, por ejemplo, más de la mitad de sus títulos nunca han sido solicitados en forma alguna en la última década. Si la biblioteca tiene una finalidad esencial de resguardo de información que no interesa a quienes actualmente la usan, quizá unas estadísticas así tendrían sentido. Pero si no es el caso y se considera que la biblioteca tiene la misión de ofrecer información relevante para sus actuales usuarios, es claro que unas estadísticas como las mencionadas están trasmitiendo un mensaje que debería ser evaluado bajo una perspectiva crítica.

Fuera de cualquier extremo es importante conocer todo lo que se pueda acerca del uso de los libros en la biblioteca. Qué se consulta a través de la Web y qué se solicita en préstamo son estadísticas fáciles que todo sistema mantiene en línea porque se realizan sobre operaciones que son normalmente automatizadas, un problema mayor es determinar las estadísticas de uso, conocer qué es lo que los usuarios hojean en la estantería.

Cómo resolver estadísticas de uso
En efecto, menos frecuente, pero no menos importante, es saber qué se usa dentro de una biblioteca de estantería abierta o qué se fotocopia en el servicio de fotocopiado de la biblioteca, independientemente de su tipo. Llevar estas estadísticas es relativamente fácil cuando la biblioteca tiene todo su inventario identificado con etiquetas de códigos de barras y un sistema adecuado para este servicio: basta con presentar cada documento dejado sobre las mesas o que se lleva a la fotocopiadora a un lector de códigos de barras y las estadísticas se actualizan.

Si en lugar de códigos de barras se usan etiquetas RFID, el registro de lo que se usa es aún más fácil ya que los dispositivos lectores pueden leer las etiquetas sin ni siquiera tener que presentárselas de una en una. Recordemos que con etiquetas RFID no hace falta una línea visual entre el libro y el lector y que los lectores que se usan con esta tecnología, como hemos explicado en varias oportunidades, tienen capacidades de hacer lecturas múltiples. Esta capacidad se usa para registrar el préstamo de varios libros simultáneamente (Ver Nuevos dispositivos en las bibliotecas), pero tiene una interesante aplicación para mantener sin esfuerzo las estadísticas: los bibliotecarios, al recoger los libros dejados por los usuarios en las mesas pueden estar, sin más ni menos, actualizando las estadísticas de uso de la biblioteca sin tocar ningún teclado ni hacer ningún actividad adicional, ni presentar los libros uno por uno a un lector de códigos de barras. Los enlaces inalámbricos de RFID pueden detectar lo que está haciendo el bibliotecario y actualizar las estadísticas hiperautomáticamente. Así se actualizan las estadísticas bajo el nuevo paradigma de hiperautomatización de bibliotecas.

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