viernes, 6 de julio de 2012

La página inicial



La página inicial de Stanford University no es un tríptico
que resalta lo que ha permanecido en la Universidad, sino
aspectos de lo que está aconteciendo dentro de ella

La página inicial de un sitio Web es de gran relevancia. Así como la fachada de un edificio es importante y nos predispone positivamente o negativamente a lo que encontraremos dentro de él, a pesar de que, como sabemos, la fachada es de relativa independencia con lo que está adentro, ocurre que una página inicial bien elaborada atrae y una página sin diseño hace que a muchos no les provoque el segundo click hacia el interior. Sin embargo, contrario a lo que los algunos noveles y muchos inmigrantes digitales creen, la estética no es el único criterio que priva en el diseño. Un sitio Web con una fachada muy bonita no se convierte en un sitio transitado y, de hecho, en los sitios Web dirigidos por personas que se comportan como inmigrantes digitales con mucho acento de cultura del papel, éste es un error que ha sido frecuente en la historia de la Web, como lo explicaremos en detalle adelante, en este post que dedicamos a la página inicial.

El papel de la página que nos da entrada a un sitio Web es esencial y debe diseñarse con esmero. Ella será la puerta de acceso a la interacción del usuario con nuestro sitio Web, aunque no por ello es la primera actividad de desarrollo para quien se plantea crear un nuevo sitio. Lo primero es, como siempre, saber qué es lo que queremos, con qué audiencias queremos comunicarnos, con qué frecuencia queremos que nos visiten, con qué organización contamos, cuáles serán nuestras actividades de comunicación centrales.

Las respuestas a estas preguntas marcan un sitio Web y en particular deberían incidir significativamente en la página inicial o portada del mismo. Cuando arrancó la WWW, hace 20 años, las organizaciones más despiertas hacia el nuevo canal que se abría para comunicarse con el mundo se volcaron hacia ella y comenzaron a establecerse dentro de la nueva posibilidad abierta en la Internet pública. Lo primero que muchos hicieron fue ver el nuevo espacio digital como un medio de publicación y por eso instalaron allí una suerte de versión digital hipertextual de sus trípticos institucionales. Pero pronto la Web mostró que no es un canal de publicación sino un medio interactivo, un espacio digital. Pero esto era algo nuevo que no era necesariamente evidente desde la cultura anterior.

Por ello muchas instituciones, dirigidas por inmigrantes digitales con pensamientos marcados por el acento de la cultura del papel y/o asesoradas por quienes quizá comprendían las técnicas, pero no el sentido profundo de lo que estaba ocurriendo, siguieron colocando allí sus trípticos institucionales, a veces animados. Pero la esencia de la Web no es la de un medio de publicación sino la de un poderoso canal de comunicación. Eso es claro hoy día en la generación de la Web 2.0. El nuevo medio tiene algunas propiedades que recuerdan a las de la televisión, algunas a las del teléfono, algunas a las de los medios impresos y algunas a las de los parques de atracciones, por lo que pensarlo como un medio impreso es una reducción que mata su esencia.

Un tríptico bonito en la Internet aporta realmente poco. Ninguna dirección a través de la que se llegue a un hermoso tríptico será una dirección muy consultada. Nadie lee un tríptico muchas veces. La mayoría de las veces un tríptico se lee una sola vez. Por lo que la gente no vuelve a un sitio Web donde siempre está la misma información. Es como un cine que no cambia la marquesina sino las películas que muestra en sus salas. La gente no es atraída. Es preferible un cine con una fachada fea y una marquesina sin mayores atributos, pero que se renueva constantemente con nuevas películas y que una vez adentro proporciona calidad y comodidad, buenas butacas, buen sonido, buen video, ventas atractivas y atención esmerada.

El efecto que en los visitantes tiene un sitio Web que se renueva, pero demasiado adentro de un tríptico bonito que se coloca en la puerta de un espacio digital, es a lo sumo el de una alcabala indeseable que la gente preferiría que no estuviera. ¿Dónde esté el balance? ¿Qué es lo que debe hacerse entonces con la página inicial? Reflejar los cambios lo mejor posible, lo más atractivo posible, lo más estéticamente posible, pero reflejar los movimientos. Una buena imagen (o secuencia de imágenes que cambian dando tiempo a leer), en una porción importante de la pantalla, con contenidos simples y atractivos, actualizados sobre una base regular, puede funcionar muy bien y hacer buen equilibrio estético y funcional.

Así como en la entrada de un cine debe haber algo que indique que hay varias películas nuevas ofreciéndose o por ofrecerse, la página inicial debe hacer el énfasis en los cambios. La gente así vuelve, todos volvemos adonde hay cambios…


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