viernes, 21 de febrero de 2014

El encuentro de psicologías durante el cierre de la transición

Durante la fase de transición hay un encuentro de equipos de psicologías
diferentes, que requieren destrezas de interacción
de parte de los líderes responsables
La semana pasada vimos que hay un momento en que hay que tomar la decisión de comenzar con la nueva solución implementada. Puede que en ese punto no todo esté completamente listo, pero lo que hay que reconocer es si está lo suficiente como para arrancar ya que si es así, hay que hacerlo con determinación. Queremos unir esa conversación con la de unos días atrás en la que comentamos como en la fase de transición se encuentran dos equipos diferentes en su constitución, origen y perspectiva.  Los desarrolladores y los usuarios. A veces éstos pertenecen a dos organizaciones diferentes, una contratada por la otra, pero, en cualquier caso, siempre son dos culturas, incluso cuando los dos equipos pertenecen a una misma institución, hay un encuentro de psicologías, ¿tiene esto implicaciones?

En nuestra experiencia si las tiene y nos abre la puerta para entender como hay una  necesidad de algunas destrezas adicionales que los líderes de proyectos deben desarrollar. El punto es que para el equipo de desarrollo, el proyecto está cerrando, pero para el que está del lado de los usuarios, el proyecto está abriéndose claramente.

Para unos, las responsabilidades están por terminar, mientras que para otros, si no recién comienzan, es seguro que por lo menos se intensifican debido al cambio de situación que genera la nueva aplicación. Hay implicaciones también jurídicas y financieras: la entrada en producción se concreta en una aceptación que debe firmarse y seguramente unos pagos que deben hacerse.  Hay implicaciones de tiempo, y ese tiempo también se traduce en dinero y nuevas situaciones organizativas. Todo esto expresa las características del momento en que se da ese encuentro de psicologías, de perspectivas contradictorias de las que debemos estar conscientes.

Los líderes de proyecto de ambos lados, de los que están entregando y cerrando y de los que están recibiendo y abriendo, deben ratificar el interés común en que la nueva solución desarrollada entre en producción. Declarárselo explícitamente y estar dispuestos a conciliar intereses particulares.

De lo anterior se desprende como en este punto de la fase de transición se vuelven relevantes lo que la literatura menciona como soft skills, destrezas de interacción reciproca bajo el interés de llegar a acuerdos, a pesar de los obtáculos que vayan apareciendo y en medio del eventual estrés que ciertas dificultades suelen traer consigo. El punto es interesante porque no se trata de un tema de métodos, de criterios objetivos predefinidos al estilo de lo que se expresa en los libros de ingeniería. A lo que nos referimos es a aspectos sutiles necesarios cuando la subjetividad aflora y la objetividad subyace.

Lo que comenzó debe concluirse para beneficio de la institución para la que se desarrolla el proyecto. Todos deben entender que la fase de implementación debe finalizar. Con la conclusión de la fase de transición y el arranque de la nueva aplicación no termina el ciclo de vida de la solución, sino que arranca la quinta fase: la producción, la razón de ser que debe ser el norte de todos los participantes del proyecto.

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